Los partos bajo el agua

Desde hace muchos años en algunos lugares se utiliza otra técnica para dar a luz a los bebés y que no se ha extendido tanto como podría, en parte, por las creencias sobre cómo debe ser un parto natural. Se trata de los partos bajo el agua, cuya única indicación a tener en cuenta es que el doctor responsable del embarazo confirme que no existen complicaciones obstétricas o médicas.

Un parto bajo el agua habitualmente presenta el mismo procedimiento que un parto natural, sólo que se realiza en una bañera o dentro de una pequeña piscina con agua. El objetivo es aprovechar las propiedades relajantes de ésta, al tiempo que se logra que la embarazada se sienta más liviana, que el parto sea menos doloroso y que dure menos tiempo.

Otra gran ventaja que tienen los partos bajo el agua es que el bebé no experimentará al salir del útero un cambio brusco, ya que el agua recreará el ambiente y la tranquilidad que tenía cuando se encontraba en el vientre materno.

El aspecto negativo de los partos bajo el agua tiene que ver con algo que mencionamos en el párrafo inicial de este artículo, la aparición de algún tipo de complicación; en caso de suceder, el traslado a una sala de operaciones (ya sea para efectuar una cesárea o examen) se hace más dificultoso.

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