La cantidad de leche que produce la madre durante el período de lactancia puede llegar a variar, no sólo por recibir poca estimulación en los pezones sino también por otros factores como el cansancio, el estrés o el retorno a la rutina que se llevaba antes del nacimiento del bebé (regresar al trabajo, por ejemplo)
Ante la situación planteada, muchas madres toman la decisión de apelar a otro tipo de leche cosa que, sin dudas, es un error sobre todo si la idea es continuar con la lactancia materna. ¿Por qué?, simplemente porque el bebé puede llegar a desarrollar un gusto mayor por este nuevo tipo de alimento e intentará evitar el amamantamiento.
Como podrás imaginar, de esta manera estarás ingresando en una especie de círculo muy negativo porque, cuanto menos des de mamar al bebé, menor será la cantidad de leche que producirás y cada vez necesitarás más de otro tipo de leche.
Si te está ocurriendo que ha desminuido la cantidad de leche que produces, es aconsejable que comiences a darle el pecho más seguido, utilizando ambos en cada ocasión, para tratar de restablecer el flujo normal, lo que debería suceder luego de dos o tres días.
De todas maneras, lo más importante es que el bebé reciba la cantidad de alimento necesaria para continuar con su desarrollo normal y, si esto implica que debas comenzar a utilizar algún tipo de complemento, antes que nada acude a tu médico de cabecera para que te recomiende el más indicado de acuerdo a la edad de tu bebé.