Una reducción de pechos puede ser beneficiosa

Es común y aceptado por la sociedad que las mujeres aumenten el tamaño de sus senos mediante la cirugía plástica, pero esa aprobación no se da si se habla de una reducción mamaria, práctica que es bastante impopular debido a ciertos trascendidos que carecen de veracidad.

En muchas mujeres, el peso y tamaño de sus pechos, causa dolores de espalda; aparición de marcas y heridas en los hombros producidas por los tirantes del brasier y hasta dolencias provocadas por exceso de humedad en el surco que se crea al juntar las mamas. Por lo tanto, se puede establecer que un volumen importante de senos colabora para disminuir la calidad de vida de las mujeres, las que encuentran limitaciones en su actividad física y en el atuendo que pueden utilizar.

Por todo esto, una intervención quirúrgica para disminuir el tamaño de las mamas, puede no ser una idea descabellada y los beneficios que acarreará serán mayores que los perjuicios, en caso de haberlos.

La operación de reducción de senos consiste en la extirpación del exceso de tejido mamario. De acuerdo al tamaño, se suelen realizar incisiones alrededor de la areola o también horizontales y verticales en el pliegue submamario. El profesional encargado de operar, retira la piel, la glándula y el exceso de grasa para, posteriormente, colocar el pezón en su ubicación correcta y remodelar el seno.

La reducción de mamas no es considerada como una intervención que genere molestias o que requiera de un largo período postoperatorio, por lo tanto, el retorno a la actividad normal de la paciente se suele dar luego de entre 4 u 8 días.

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