El Diafragma como método anticonceptivo

Entre la gran variedad de métodos anticonceptivos para mujeres disponibles en el mercado, aparece el Diafragma, compuesto por un aro flexible de metal y una membrana de látex. Este dispositivo fue inventado por un médico alemán en el año 1880, logrando mucha popularidad rápidamente no sólo en ese país, sino también Holanda (por eso se lo conoce también como “gorro holandés”) y en todo el mundo.

Antes de comprar un Diafragma, la mujer debe consultar con un ginecólogo para que éste le recete el que esté más acorde con el tamaño de su vagina. La eficacia de los Diafragmas alcanza el 80%, pero puede aumentar si es combinado con otros métodos anticonceptivos, tal el caso de los espermicidas.

Entre las recomendaciones para aquellas mujeres que van a utilizar Diafragmas figuran la prohibición del uso de lubricantes con base oleosa (ejemplo: vaselina) porque pueden provocar daños en la estructura; lavar el Diafragma después de cada uso con agua y jabón (consultar con el ginecólogo sobre cuál sería el más adecuado); examinar regularmente el Diafragma tratando de detectar la posible presencia de orificios o desgarros, los que lo transformarían en inservible; verificar la colocación correcta y aplicar espermicida antes de cada coito.

Entre las ventajas de usar el Diafragma como método anticonceptivo figuran el hecho de que no genera molestias durante el coito; no produce cambios hormonales; sirve de barrera ante algunas enfermedades de transmisión sexual (el HIV no se encuentra entre ellas) y, como debe ser colocado antes de iniciar el acto sexual no tiene influencias sobre lo espontaneidad de este.

Mientras que entre los aspectos negativos de la utilización del Diafragma se encuentran las posible aparición de infecciones urinarias; la incomodidad que puede generar su colocación y, sobre todo su baja efectividad.

El Diafragma debe ser cambiado aproximadamente cada dos años o si la mujer que lo utiliza gana o pierde más de 9 kilogramos de peso en poco tiempo.

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